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Comentario 25

¡Despertemos!
Queridos jóvenes en paro, queridos matrimonios sin vivienda, queridas mujeres discriminadas, queridos trabajadores explotados, queridos obreros sin sindicato, queridos ciudadanos sin representación política, queridos niños pobres, queridos enfermos en lista de espera, queridos jubilados, queridos mendigos, queridos dependientes, queridos licenciados sin másteres en fullería y astucia, queridos becarios eternos, queridos científicos sin microscopio, queridos inmigrantes sin nacionalidad, queridos repartidores de pizza a domicilio. Queridísima España, en fin: acabo de tragarme entero un telediario (no importa ya de qué cadena) y he visto la luz. Nuestro problema no es el paro, ni la vivienda, ni la discriminación, ni el salario mínimo. Tampoco la ausencia de representación sindical o política, ni el hambre, ni las listas de espera, ni los hijos pobres o los nietos paupérrimos, ni la falta de oportunidades para estudiar, ni el precariado perpetuo, ni los microscopios, ni la nacionalidad. No.
El problema es cómo sacar al PP del lío en el que lo ha metido Cifuentes, cómo borrar la mala imagen de la monarquía que nos metaforiza, o cómo hallar el modo de limar las tensiones internas del PSOE. Es una lástima que no nos quepan más ejemplos, pero el problema, por resumir, no es que cuando Rajoy se quita la barba (postiza a todas luces) aparezca el rostro de Rivera, ni que un tercio del consejo de ministros se identifique intelectualmente con El novio de la muerte y con la cabra de la Legión. Tampoco que las fuerzas económicas se froten las manos con el vacío de poder. El problema es que todos esos dimes y diretes no nos permiten apreciar la chilena de Ronaldo. Vivimos ensimismados en cuestiones menores. ¡Despertemos! Juan José Millás, El País, 13/04/2018.

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Comentarios del control

Un comentario de "Veneno" cuya resolución encuentro adecuada, disponible en la página de Quique Castillo . Únicamente, cabe señalar que  resumen es demasiado largo (la letra de imprenta ocupa mucho menos); además, añadiría una reflexión sobre la importancia del aspecto literario en el texto, que explica en buena medida la analogía como principal procedimiento argumental. Sobre "Quiero hablarles de la verdad", de Milagros Pérez Oliva. Resumen: Que se publiquen tantas versiones de un hecho solo es una práctica de desinformación. Los lectores pueden comprobar la existencia de diferentes versiones de una misma noticia, y ello les lleva al escepticismo. El caso es que hay tal saturación de información, que los periódicos se ven obligados a interpretar, pero no se debe dejar de lado, en ningún caso, la demostración. Así, los periodistas están obligados a demostrar cómo han llegado a su versión de los hechos. Tema: El debate actual sobre periodismo de interpretación...

Comentario 27 (100% EBAU)

Ternura Sé de gente que mataría por llevar razón. Hay otros rasgos de carácter que se pueden corregir a lo largo de la vida, pero quitarse de llevar razón es como quitarse de la heroína: se puede, aunque con mucho sacrificio. Si vienes al mundo con ese declive, mueres con él. Te mueres llevando la razón, te incineran llevando la razón, llegas al infierno llevando la razón. Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad. En las discusiones políticas es donde mejor se las distingue. Llevar razón constituye un modo de tapar heridas ancestrales, abandonos remotos. Llevar razón es una forma de vengarse. Si llevas razón, tu nacimiento no fue un error, tus padres te quisieron , la infancia triste y la perra juventud valieron la pena. El mundo ya no te debe nada, en fin. Si llevas razón, no necesitas ser sutil ni inteligente ni educado . Llevar razón te coloca por encima del bien y del mal. La frase “hablar cargado de razón”, pese a su na...

Texto para comentario individual 6

ADICCIONES Hace algunas semanas, cuando cruzaba por uno de los puentes de la ciudad de Chicago, tuve una visión tenebrosa de mi adolescencia. Había dos jóvenes delgadísimas con la mirada perdida caminando a pocos metros. Sus rostros huesudos y su pelo grasiento emanaban la decadencia corrosiva de la heroína. Estaban en la flor de la vida, pero se habían transformado en espectros que vagaban sin rumbo. No eran todavía los días gélidos del invierno, pero hacía frío y ellas iban con camisetas y sandalias. Su desesperada adicción se había apoderado de todas las sensaciones de su cuerpo. En la España de mi juventud, vi cómo los dedos afilados de la heroína entraban en los institutos y secuestraban personas sin hacer. Vi a varios de los compañeros del nocturno ponerse nerviosos buscándose una vena en el cuello. Era buena gente, pero la heroína se los llevó contra las rocas y los despedazó. Como el espejismo malvado de los piratas que encendían hogueras en las orillas del mar para sim...