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El comentario de textos III. Recursos formales y opinión (Ampliada el 12/11/2017)


Por lo que respecta a los dos puntos que completan el comentario de texto, los criterios de evaluación oficiales publicados se explicitan así:

3. Elementos formales relevantes: Se  valorará  la  selección  y  justificación  de tres  elementos  formales  relevantes  en  la construcción del texto (máximo 1 punto).
4. Opinión: Se  valorará  la  redacción  de  las  ideas  del  estudiante  sobre  el  tema  del  texto.  Debe descartarse la mera repetición de frases del texto (máximo 0.5 puntos).

Sobre el punto 3, conviene insistir en lo de relevante (los subrayados son míos). Como se indica más abajo, deben serlo en la construcción del texto. Esto quiere decir que una metáfora aislada, o un rasgo cohesivo individual, no nos sirven porque, normalmente, no van a ser importantes para la estructura textual. Ahora bien, podemos encontrarnos con que una figura retórica se utiliza como clave del contenido: por más sola que esté sí será capital.

Una cuestión importante que ya hemos comentado en clase es el grado de literariedad del  texto; es decir, cuán literario es el discurso. Esto, como sabéis, puede facilitarnos este punto de los rasgos formales -a la vez que, por lo general, nos complica el anterior (tema,tesis y argumentos)-.
Bien, ejemplifiquemos con los textos que ya hemos trabajado. Si recordáis, de los dos textos del examen 0, el más literario era el de Vicent (el del examen A), y como es de esperar, abunda en rasgos “poéticos”, porque la función lingüística predominante es la poética o estética. Así, os deben llamar la atención los usos peculiares del lenguaje: las repeticiones, los contrastes, los sentidos figurados…

En la primera lectura de este artículo podréis detectar ya una repetición, más interesante si cabe porque está en lugares estratégicos (al principio y al final): el verbo “sorprender” (1, 21). Es una manera elegante de cerrar el texto.
Luego podréis ver, sin duda, la acumulación de imágenes: “el circo” (7), “Sansón” (8), “el inmigrante” (15), “teñidas amas de casa”… (17). Con ellas, el autor enriquece el texto y le dota de significados adicionales, con connotaciones muy marcadas: “gran pastel de calabaza” (14), “hamburguesa de carne de perro” (16), “convulsión sexual” (16). Es interesante, ya que estamos con los primeros temas de literatura, recordar aquí lo que es el surrealismo, vanguardia en la que se pretende la liberación del subconsciente reprimido, refugio de los instintos primarios: sexo, hambre, etc. Pese a ser una vanguardia histórica que está a punto de cumplir 100 años, lo cierto es que su influencia sigue estando presente en numerosos escritores.

Otro procedimiento evidente, en el primer párrafo, es la enumeración de sustantivos con el nombre “basura” en aposición (3-6). Es una gradación de 10 términos, pasando por todos los aspectos de la cultura americana, y siendo el décimo el principal tema de este artículo: Donald Trump, presidente basura.
De propina, puede aludirse a la selección fuertemente connotativa del léxico: “patán” (2), “histrión” (9), “ciego”, “hortera” (7)… También, al uso irónico de buena parte de las palabras: “imperio” (2), “figurante” (6), “finos intelectuales” (23), etc., presente también en las anteriores.

Por lo que respecta al artículo de Lindo (examen B), es característico del estilo llano, claro y sencillo de esta escritora. Es un estilo más funcional, con una carga literaria menor. Entonces, si no vemos rasgos claramente estéticos, conviene que recurramos a un análisis de carácter lingüístico para señalar los procedimientos habituales para dar forma a los textos de carácter más informativo y menos estético [Recordad que, en los artículos de opinión más literarios, se da una suerte de doble proceso comunicativo: se emite información, desde luego, pero también forma, y esta puede ser más importante que lo que se dice. El autor nos quiere hacer partícipes no solo de sus ideas sobre el tema, sino también de sus capacidades artísticas].

Así, nos tenemos que fijar en los procedimientos de cohesión que, como veréis, no son en sustancia muy diferentes de los literarios: repetición (repetición pura, sinonimia, antonimia, hiperonimia, hiponimia), sustitución (proformas) y elipsis. Además, se deben tener en cuenta los marcadores del discurso, que pueden ser pragmáticos (fáticos, comentarios o modalizadores, etc.) o textuales (conectores de adición, oposición, causalidad, reformulación, orden).

También podéis fijaros en el tipo de oraciones que se usan. Normalmente, las oraciones simples o de escasa complejidad aceleran la lectura y le dan un tono directo y asertivo. Por el contrario, las oraciones largas y sobrecargadas de estructuras la ralentizan y dificultan la comprensión, a cambio de ofrecer una más rica paleta de matices (adversación-concesión, por ejemplo).
Otra posibilidad es comprobar qué tipo de adjetivos y en qué número se usan (muchos adjetivos colorean el texto y contribuyen a ralentizarlo; pocos, lo contrario); y así mismo, puede ser útil  indicar qué formas verbales abundan, en qué tiempos y con qué significación (usar el presente histórico nos hace más vívido el pasado).
Finalmente, hay una panoplia de recursos retóricos no estrictamente literarios que contribuyen a la organización formal de los textos. Uno, bastante curioso, es la plurimembración (por ejemplo, en el texto de Lindo: “alemanes e ingleses”, “la costa mediterránea o el sur”, “gaditano o mallorquín”, “cartel o menú”, “paisaje encantador y mejor clima”, “la clase política y la falta de educación”. Como veis, estructuras bimembres. En cualquier caso, úsese con moderación este recurso en vuestros comentarios, que os veo venir).

Bien, centrándonos en el texto de Lindo, si recordáis ya señalamos que su estructura de argumentación principal se basaba en un intento de refutación de un texto ajeno del autor británico William Chislett. Algo que os tiene que llamar la atención desde el principio es el tono irónico: “nuestro querido” (1), “el inglés que más sabe de la España actual” (2), “el sabio Chislett” (5), “don William” (9), “el otro William insigne” (19: porque se supone que Chislett también es insigne. Ponerlo al nivel de Shakespeare es el golpe definitivo). Conviene recordar que este recurso es una falacia ad hominem, pues se intenta desacreditar no la opinión sino a quien la profiere.

Otro elemento relevante es la presencia del yo: “nuestro”, “se me ocurría” (8), “mi impresión” (12)… La autora no pretende en ningún momento esconder lo subjetivo de su opinión, pues de lo contrario se enmascararía bajo una tercera persona. (Y explicáis lo que esto significa).

Un tercer rasgo de interés, ya anticipado en el uso de la 1ª persona del plural (“nuestro”) y de la exhortación cortés (“búsquenlo”, 3), es la apelación directa a los lectores, que culmina con el uso del plural sociativo –no de modestia-: “lo podremos remediar…” (23). Todas estas formas se pueden considerar como marcadores pragmáticos (función fática e intención comunicativa apelativa).

De menor interés, pero presente desde luego, es el procedimiento de cohesión por repetición literal: “artículo”, “idiomas”, “ingleses”, “William”, “paisaje”. En relación con esto, cabe señalar que quizá se deba a la voluntad de la autora de reforzar la comprensión de un texto de sintaxis un tanto complicada, en la que abundan las oraciones subordinadas con varias proposiciones e incisos –el ejemplo extremo es el último párrafo, ocupado casi por entero por un solo enunciado-.

Como curiosidad –no cumple con la relevancia exigida-, podéis señalar las dudosas concordancias sintácticas “camarero gaditano o mallorquín fueran” y “cartel o menú que no estuvieran” (15 y 17).

Para concluir, el punto 4, el reservado para que deis vuestra opinión, debe conformarse a lo exigido en esos criterios de evaluación: palabras propias y capacidad de redacción. Dos consejos que podéis no seguir:
a)      Es recomendable disentir en parte, no en el todo, de lo que se dice en el texto –suele ser más fácil argumentar contra algún punto-.
b)      Conviene ser extremadamente cuidadoso con la ideología personal. Mejor sed reservados y pretendidamente objetivos (3ª persona, pasivas, léxico denotativo). Ojo con las connotaciones de las palabras que elegís.



AMPLIACIÓN DE LA ENTRADA CON SÍNTESIS SOBRE RASGOS FORMALES
Os presento en esta nueva entrada sobre la pregunta 3 de los comentarios, la de los rasgos formales, para intentar sintetizar toda la información que os pudiera ser de utilidad. Os propongo que sigamos un orden  en cierto modo similar al de las oraciones:
1.       Determinar si es un texto literario o no.
2.       Texto literario. Conceptos que conviene recordar, y que pueden ser determinantes en un texto como rasgos formales:
a)      Doble proceso comunicativo: como producto informativo y como artefacto literario (Recordad que esto es importante a la hora de contestar la pregunta anterior –tema, tesis y argumentos-).
b)      Sobre el emisor: ¿su intención es comunicativa o estética (o ambas, para el caso es lo mismo)? ¿el narrador se corresponde con el autor o este utiliza una voz que no es o no puede ser suya? ¿El texto es subjetivo –al respecto, da igual la cuestión anterior-? ¿Imita claramente a escritores o estilos contemporáneos o más antiguos?
c)       Receptor: ¿el mensaje es más o menos ambiguo? ¿Admite interpretaciones diferentes? ¿Por qué? ¿El lector puede leerlo con mayor interés por cómo está escrito que por su contenido?
d)      Mensaje: ¿es evidente la finalidad estética? (Es decir, ¿se usa el lenguaje de una manera especial? ¿Se utilizan recursos retóricos? ¿Los adjetivos son epítetos? ¿En la selección de las palabras se nota la importancia de sus connotaciones?).
e)      Contexto y referentes: ¿el emisor se aparta de la realidad (aunque su texto sea verosímil. Por ejemplo, en un texto realista, ¿el autor sabe cosas que no debería saber en la vida real?)?
3.       Texto no literario: es un escrito –para lo que nos interesa- en el que la finalidad estética o es secundaria o simplemente marginal o inexistente. Por tanto, su poder significativo “directo” es mayor: lo normal es que se huya de la ambigüedad para ser claros y contundentes en la transmisión informativa. No obstante, lo que vamos a incluir aquí puede ser también de utilidad en el comentario de un texto literario.
a)      Tipo de discurso empleado (Posibilidad alta de trabajar con textos mixtos):
a.1) EXPOSICIÓN: estructura típica de introducción, desarrollo y conclusión. Modos: deductivo, inductivo, enmarcado, pregunta-respuesta-, problema-solución… (Son rasgos formales en tanto que disponen la información en el texto de una forma determinada). Características lingüísticas: léxico denotativo, tecnicismos, adjetivos especificativos, sustantivos abstractos. Uso de marcadores discursivos –notablemente, de organizadores del discurso-. Preferencia por la modalidad enunciativa en las oraciones. Uso de frases nominales, pasivas reflejas, impersonales y atributivas. Plurales sociativos y de modestia.
a.2) ARGUMENTACIÓN: estructura y modos como en la anterior. C. lingüísticas: uso de procedimientos lógicos. Se utiliza en mayor medida recursos literarios (metáforas, símiles, antítesis, etc.). Léxico connotativo con regularidad. Adjetivación calificativa. Ambivalencia frente a las personas verbales (Impersonales, pasivas, atributivas, 3ª persona y plural sociativo: apariencia de objetividad; 1ª persona: subjetividad, pero dependiendo del carácter de autoridad en la materia del emisor).
a.3) NARRACIÓN: [Los textos con los que vamos a trabajar son mixtos o plenamente argumentativos. Eso quiere decir que difícilmente se van a utilizar muchos recursos complejos de la narración. Con todo, en el segundo trimestre los recordaremos]. Uso de las personas (de interés especial la 2ª). Formas verbales: presente actual (algo que sucede ahora mismo o está en proceso aún); “pasados”; presente histórico; futuro con carácter de pasado; anclajes léxicos temporales y espaciales.
a.4) DESCRIPCIÓN: formas verbales características (presente, pretérito imperfecto…; más raro, tiempos perfectivos). Recursos literarios favoritos: metáfora, símil, personificación…).
a.5) DIÁLOGO: estilo directo e indirecto; indirecto libre, monólogo interior y flujo de conciencia; acotaciones.

b)      Cohesión. Procedimientos:
b.1) Recurrencia: repetición léxica; repetición semántica (sinonimia, antonimia, hiperonimia-hiponimia); repetición sintáctica (paralelismo); repeticiones fónicas (rimas).
b.2) Sustitución: pronombres, adverbios, hiperónimos.
b.3) Elisión.
b.4) Marcadores del discurso.
       b.4.1) Pragmáticos: función fática; modalizadores.
       b.4.2) Organizadores.
b.4.2.1) Adición: además; es más,…; incluso; igualmente.
b.4.2.2) Oposición: sin embargo, pero; con todo,…; excepto…; antes bien.
b.4.2.3) Causa: pues; por tanto; en tal caso.
b.4.2.4) Explicación: es decir; mejor dicho; resumiendo; por ejemplo…
b.4.2.5) Orden del discurso: Para empezar; luego, después; por otra parte…; por cierto; en primer lugar…; en fin.

4.       En tanto que texto periodístico. Características:
a)      Estructura: cualquiera de las mencionadas antes. Sin embargo, en el caso de los editoriales, se aprecia con frecuencia la pirámide invertida (la información más importante al principio; es una variante del modo deductivo).
b)      Rasgos formales:
b.1) Editoriales: rasgos típicos de objetividad (3ª persona, impersonales, pasivas, etc.).
b.2) Artículos de opinión: amplia variedad formal, carácter de pequeño ensayo.
b.3) Títulos: todo tipo de recursos (metáforas, personificaciones, paralelismos, paradojas, ironías, hipérboles, dilogías… También usos lingüísticos especiales: jergas, argot, préstamos…). La intención es atraer la atención del lector.

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Comentarios del control

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Comentario 27 (100% EBAU)

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